Es difícil sacar conclusiones y hacer predicciones si no conoces en absoluto a la persona. Desafortunadamente, esto sucede incluso en las relaciones personales, cuando parece que conoces bien a tu pareja.
Si no conoces a tu elegido ¿cómo podrás entenderlo?
Es por eso que los psicólogos recomiendan no sólo trabajar en la relación, sino también comprobar qué tan bien os conocéis y, por tanto, os sentís el uno al otro.

¿Cómo hacer esto? Basta con responder cuatro preguntas.
Pregunta uno: ¿Ves una persona o patrones?
Cuando dos personas se conocen desde hace mucho tiempo, su comportamiento se puede predecir fácilmente basándose en hábitos y otros patrones. Los psicólogos llaman a esto un "patrón".
Son precisamente estos patrones los que te impiden ver las cualidades personales multifacéticas de la persona elegida.
Intenta notar cambios agradables en tu pareja, busca algo nuevo, algo que no hayas notado antes.
Pregunta dos: ¿Estás comunicando o adivinando?
Por fuerza de la costumbre, uno puede predecir cómo reaccionará una persona a lo que oye.
Pero en realidad, estas son solo predicciones y conjeturas, no respuestas completas ni la opinión de tu pareja.
Debido a que las relaciones se construyen a partir de conjeturas, la autoestima de la persona elegida disminuye y sus pensamientos y emociones pierden significado.
Pregunta tres: ¿Qué esperas de tu pareja?
Las demandas, peticiones y expectativas deben ser realistas.
Si sus expectativas no se cumplen, la decepción es inevitable.
Pero nadie dijo que tu hombre o mujer siempre estará a la altura de tus expectativas.
Pregunta cuatro: ¿Hay un acertijo?
Cuanto más conocemos a una persona, menos simple empieza a parecernos.
Poco a poco, lo que antes cautivaba y emocionaba se convierte en habitual.
Así, la relación se vuelve habitual y se transforma en un pantano tranquilo, pero muy pantanoso.
En otras palabras, se necesita una chispa, intriga, para seguir siendo interesantes y atractivos el uno para el otro.
Por lo tanto, se pueden llamar relaciones armoniosas aquellas en las que los socios descubren constantemente algo nuevo en el otro.