Ya se ha pedido el pastel de bodas, se ha probado el vestido, pero ¿estás lista para el matrimonio?
Además de las flores y la lista de invitados, hay algunos temas que es mejor discutir antes de la boda.
Tres preguntas claves te ayudarán a evitar conflictos en el futuro: no las pases por alto.

Las finanzas son un área de alto riesgo. ¿Presupuesto conjunto o separado? ¿Quién paga las cuentas? ¿Es necesario aprobar las compras grandes?
Si uno sueña con un viaje alrededor del mundo y el otro está ahorrando para comprar un apartamento, los desacuerdos son inevitables. Los acuerdos claros te evitarán peleas por dinero.
La crianza de los hijos parece una perspectiva lejana, pero las diferencias en esta materia destruyen familias.
Prácticas religiosas, decisiones médicas, métodos de disciplina... incluso si todavía no hay bebés en los planes, es importante saber si están en la misma página.
Comenta un ejemplo de tu infancia: cómo actuaban tus padres y qué cambiarías.
La vida cotidiana convierte el romance en rutina si las responsabilidades se distribuyen de manera desigual. ¿Quién lava los platos, saca la basura, planifica la limpieza?
La expectativa silenciosa de que “él lo resolverá por sí solo” conduce al resentimiento. Hable sobre quién es responsable de qué o cree un cronograma. Sí, no es romántico, pero es práctico.
La boda es sólo el comienzo. Lo que viene después es mucho más importante.
Haz preguntas incómodas ahora para no arrepentirte de lo que no dijiste más tarde. Al fin y al cabo, el matrimonio no se construye sobre flores y fotografías, sino sobre la capacidad de negociar.