¿Alguna vez te has preguntado por qué los panqueques en los cafés quedan tan aireados, pero en casa quedan densos, como panqueques?
Se trata de un ingrediente que está en todas las cocinas, pero no todos conocen sus propiedades mágicas.
Estamos hablando de… agua con gas normal. Puede convertir tu masa en una nube. Las burbujas de dióxido de carbono en el agua actúan como un agente leudante natural.

Cuando la masa toca la sartén caliente, el gas comienza a desprenderse activamente, creando cientos de cavidades microscópicas en su interior. Esto no sólo hace que los panqueques queden esponjosos, sino que también les da esa textura tierna que se derrite en la boca.
Pero hay matices. El refresco debe estar helado: el frío ralentiza la reacción del gluten en la harina, evitando que la masa quede "gomosa".
Mezcle los ingredientes rápidamente y no los mezcle demasiado: los grumos son sus amigos, mantienen las burbujas.
Lo principal es no utilizar bebidas carbonatadas dulces como la cola: el azúcar se caramelizará rápidamente y los panqueques se quemarán.
Otro secreto es añadir almidón. Reemplace el 20% de la harina con maicena o fécula de papa. Reduce el gluten, haciendo la estructura más suelta.
Pero ten cuidado: si añades demasiado almidón, los panqueques empezarán a desmoronarse. La proporción ideal es 1 cucharada por taza de harina.
Y si quieres experimentar, prueba a añadir una cucharada de zumo de limón a la masa. El ácido reaccionará con el bicarbonato de sodio (si está en la receta) y obtendrás una explosión adicional de burbujas.
Los panqueques deben freírse en una sartén bien caliente, pero no a fuego máximo.
Déjalas reposar de un lado primero, luego reduce el fuego y tapa durante 2-3 minutos. El vapor debajo de la tapa “secará” la masa y los bordes no se quemarán.
Y nunca presione los panqueques con una espátula: esto liberará aire precioso.
Comprueba que esté listo por los bordes: si se doran y suben, es hora de darles la vuelta.