El pescado comienza a perder sus propiedades casi inmediatamente después de su captura, por lo que es necesario minimizar el tiempo que permanece sin refrigeración.
La mejor forma de conservar pescado fresco es en el frigorífico.
Antes de guardar el pescado en el frigorífico, enjuágalo bien con agua fría y sécalo con toallas de papel.

Tras esto, se debe colocar el pescado en un recipiente hermético o envolverlo en film para evitar el contacto con el aire, que puede hacer que el producto se eche a perder rápidamente.
Si planea almacenar el pescado por un período de tiempo más largo, se recomienda utilizar el método de congelación.
Para ello, el pescado fresco también debe lavarse, secarse y cortarse en porciones para que sea más cómodo de utilizar en el futuro.
Lo mejor es congelar el pescado en bolsas especiales para congelar, quitándoles la mayor cantidad de aire posible.
El pescado congelado se puede conservar hasta seis meses sin perder su sabor y sus propiedades nutricionales.
El pescado cocido debe enfriarse por completo antes de guardarlo en el frigorífico.
Se debe guardar en recipientes herméticos para que no absorba los olores de otros productos.
El pescado cocido se puede conservar en el frigorífico hasta por tres días.
También existe un método de salazón y ahumado que permite aumentar la vida útil del pescado.
El pescado salado o ahumado se puede conservar en el frigorífico durante varias semanas.
Sin embargo, es importante recordar que estos métodos de almacenamiento cambian el sabor y la textura del pescado y pueden no ser adecuados para todos los platos.
También es importante asegurarse de que el pescado se almacene en las condiciones correctas, entre 0 y +4 grados centígrados en el frigorífico y a -18 grados centígrados o menos en el congelador.