¿A quién no le gustan las patatas fritas? Este plato parece tan simple, pero por alguna razón resulta crujiente y dorado, mientras que para otros resulta suave y pálido.
El secreto de unas patatas fritas perfectas reside en un pequeño truco que no todo el mundo conoce. Y hoy vamos a revelar este secreto.
Empecemos por elegir las patatas. No todas las variedades son adecuadas para freír. Lo ideal es utilizar patatas con alto contenido en almidón. Mantiene mejor su forma y queda más crujiente.

Si coges patatas nuevas, es posible que se deshagan. Por lo tanto, elija tubérculos maduros.
Ahora sobre el corte. El grosor de las rodajas importa. Si son demasiado finas las patatas se secarán. Si son demasiado gruesos, no se cocinarán por dentro.
El grosor óptimo es de aproximadamente un centímetro. Y trata de asegurarte que todas las piezas sean iguales. Esto garantizará una cocción uniforme.
Antes de freír, las patatas deben lavarse. Esto eliminará el exceso de almidón, que puede hacer que el plato quede pegajoso. Después de lavarlas, asegúrese de secarlas con una toalla de papel. El agua y el aceite son malos amigos. Si las patatas están húmedas, empezarán a "dispararse" en la sartén.
Ahora viene la parte divertida: el aditivo que lo cambiará todo. Este es bicarbonato de sodio normal. Sí, has oído bien. Una pizca de bicarbonato de sodio agregada a las papas antes de freírlas las hará crujientes y doradas.
El bicarbonato de sodio acelera el proceso de formación de una corteza apetitosa. Pero ten cuidado: demasiado bicarbonato de sodio arruinará el sabor.
El aceite para freír también es importante. Lo mejor es utilizar aceite de girasol refinado. Tiene un alto punto de humo, lo que permite freír bien las patatas sin que se quemen.
No escatimes con el aceite: las patatas deben flotar en él, no quedar en el fondo de la sartén.
Freír las patatas a fuego medio. Si el fuego es demasiado fuerte, se quemará por fuera y quedará crudo por dentro. Si es demasiado débil, absorberá mucho aceite y se volverá grasoso. Y no te olvides de revolver. Esto garantizará una cocción uniforme.
Por último, añadimos sal a las patatas. Si lo haces antes, soltará jugo y se ablandará. Para darle sabor, puedes agregar un poco de ajo o hierbas. Servir caliente para disfrutar de su corteza crujiente.
Ahora ya sabes el secreto para unas patatas fritas perfectas. Prueba estos consejos y te sorprenderás de lo deliciosa que puede ser una simple papa. ¡Tus seres queridos seguramente pedirán más!