En un país donde se come arroz tres veces al día, la tasa de obesidad es una de las más bajas del mundo.
Las mujeres japonesas han mantenido siluetas elegantes durante décadas a pesar de consumir una dieta rica en carbohidratos.
Resulta que no todo es cuestión de genética, sino de la forma tradicional de preparar los cereales, que los convierte en un “aliado” de la delgadez. La mayoría de las dietas te asustan con la necesidad de renunciar al arroz, la pasta o el pan.

Sin embargo, las mujeres japonesas demuestran que incluso los carbohidratos rápidos pueden ser beneficiosos para la figura si se preparan correctamente.
A diferencia de las monodietas estrictas, su sistema nutricional no requiere ayunos ni alimentos blandos.
El secreto principal está en una técnica de cocción especial que preserva la saciedad pero minimiza las calorías.
Las mujeres japonesas nunca sirven cereales "tal cual". Primero se lava con agua fría 5-7 veces, eliminando el exceso de almidón.
Luego agregue agua limpia en una proporción de 1:1, lleve a ebullición y reduzca inmediatamente el fuego a bajo.
La tapa no se abre durante los primeros 10 minutos: de esta manera el arroz se cuece al vapor de manera uniforme, conservando su estructura.
La preparación no se comprueba con una cuchara, sino con el oído: si no hay silbido, apague el fuego. Por último, añadimos una cucharada de mantequilla, envolvemos la sartén en un paño y dejamos cocer a fuego lento durante 15 minutos.
Este método de cocción reduce el índice glucémico del arroz al ralentizar la absorción de carbohidratos.
El plato sacia durante mucho tiempo, evitando comer en exceso, y la ausencia de exceso de agua hace que las porciones sean compactas.
Según las reseñas, reemplazar una guarnición habitual con esta papilla 3 o 4 veces por semana ayuda a perder hasta 1 kg por día sin sentir hambre.
Por supuesto, el resultado sólo es posible con una dieta equilibrada: no en vano las japonesas complementan el arroz con verduras, pescado y alimentos fermentados.