Un dormitorio con estilo no requiere una gran inversión: puedes limitarte fácilmente a un par de técnicas de diseño.
Empecemos por el color de las paredes. Azul profundo, beige suave o verde apagado: cualquiera de ellos agregará ambiente al instante.
Por ejemplo, una pared acentuada detrás de la cabecera se puede convertir en un punto focal.

La lectora Olga de Voronezh compartió: “Pinté la pared de color terracota y el dormitorio se volvió acogedor, ¡como en un hotel!”
El segundo paso son los textiles. Un par de almohadas de terciopelo, una manta de punto texturizada o una colcha de lino pueden transformar incluso el sofá más anodino.
El tercer secreto es la luz. Para ahorrar dinero, busque lámparas colgantes en una tienda de segunda mano. Una vez que estés en casa, píntalos de color dorado o negro mate.
Las tiras de LED detrás de la cabecera crearán un brillo suave.
El cuarto truco de vida es la decoración. Ramas de eucalipto en un jarrón alto, pósters enmarcados de IKEA o candelabros de cerámica añadirán personalidad a tu dormitorio.
El quinto consejo se refiere a los muebles. Los diseñadores aconsejan elegir muebles con patas. El espacio abierto debajo de una cama o una cómoda aligera visualmente el interior.
La sexta técnica es la reordenación. A veces basta con acercar la cama a la ventana o cambiar la posición de las mesillas de noche para darle un nuevo aspecto a la habitación.
El séptimo punto es el almacenamiento. Los cestos debajo de la cama, los estantes de pared o los organizadores de joyas pueden ayudar a mantener el desorden a raya.
El minimalismo y los acentos son la clave para un dormitorio con estilo.
El lector Ivan de Tver escribió: “Gasté una pequeña cantidad en textiles y pintura: ¡el resultado superó mis expectativas!”