Imagínate: has invertido mucho dinero en reformas, has comprado muebles de moda, has colgado cuadros y tus invitados todavía miran el interior con desconcierto. ¿Qué pasa?
Resulta que incluso pequeños errores de diseño pueden convertir un nido acogedor en una parodia absurda de una foto de revista.
Por ejemplo, muebles demasiado grandes en una habitación pequeña.

Un sofá gigante o un armario del tamaño de una pared “devoran” visualmente el espacio, haciendo que la habitación parezca estrecha.
O la situación contraria: una pequeña mesa en medio de una espaciosa sala de estar parece un taburete olvidado accidentalmente.
Otro problema es la combinación caótica de colores. Almohadas de colores brillantes, una alfombra colorida, un papel pintado estampado y cortinas multicolores crean la sensación de un circo.
Los diseñadores aconsejan seguir la regla de tres colores: uno principal y dos adicionales. Pero muchas personas se olvidan de esto, intentando “revivir” el interior con todos los tonos del arco iris.
O, por el contrario, hacen que la habitación no tenga rostro, como una sala de hospital, utilizando solo blanco y gris.
Encuentra un equilibrio: añade un par de piezas decorativas (un jarrón, un cuadro, una manta), pero no conviertas tu casa en un museo de arte abstracto.
Este es el "pecado mortal" que casi todo el mundo comete: iluminación inadecuada.
Una lámpara de araña en el centro del techo y un par de lámparas de pie: ¡no es suficiente! La iluminación debe ser de varios niveles: cenital, focos, apliques, iluminación en nichos.
Jugar con la iluminación puede ocultar los defectos de una habitación y resaltar sus ventajas. Pero no, colgamos obstinadamente una lámpara y nos preguntamos por qué la habitación parece plana y aburrida.