¿Estás seguro de que tu sofá cama es perfecto?
Es posible que haya pagado de más por un modelo que comenzará a crujir, a combarse o a convertir su sala de estar en un laberinto de incomodidad en cuestión de un año.
Los expertos rara vez hablan de los peligros, pero revelaremos lo que ocultan los vendedores.

El primer secreto: el mecanismo de transformación no es simplemente “desplegarse y listo”. Si tomas una decisión equivocada, terminarás luchando con una máquina estilo CrossFit todas las mañanas.
El segundo punto: la profundidad del asiento. Demasiado suave o demasiado duro y tus tardes se convertirán en una búsqueda de una posición cómoda.
Pero esto es sólo el comienzo. ¿Sabías que el color de la tapicería puede influir en la percepción del espacio?
Los colores claros amplían visualmente la habitación, pero requieren una limpieza frecuente; los colores oscuros ocultan las manchas, pero “se comen” la luz.
La tela texturizada ocultará los defectos, mientras que el cuero sintético liso se agrietará después de un par de años.
Las patas de un sofá no solo deben ser elegantes, sino también capaces de soportar el peso de la estructura durante el uso diario.
El plástico se deforma, el metal raya el suelo y la madera se hincha por la humedad.
Y una cosa más: comprueba cómo se comporta el sofá una vez desplegado. Si el colchón se hunde en el medio, comenzarás la mañana con dolor de espalda.
Por cierto, nunca ignores la garantía. Los fabricantes que dan menos de dos años parecen estar insinuando: “Este sofá es una solución temporal”.