Imagínate una cocina del tamaño de un pasillo, donde en lugar de espacios reducidos y caos, reina la practicidad.
Esto es exactamente lo que resultó ser una habitación de cinco metros en uno de los edificios de la era de Jruschov en Moscú, transformada en un ejemplo de diseño competente.
Contrariamente a los escépticos, no sólo tiene capacidad para una estufa y un refrigerador, sino también para una lavadora, un horno e incluso un lavavajillas.

El espacio comienza con una ventana, bajo la cual ha desaparecido el clásico alféizar. Fue sustituida por una encimera con un mini-fregadero incorporado. La luz que entra por la ventana fluye libremente hacia el área de trabajo y un recorte inusual en la encimera preserva el acceso al radiador y los gabinetes.
El radiador no estaba oculto, sino cubierto con una rejilla decorativa: el calor circulaba y el interior no sufría daños.
La placa de cocción se colocó cerca del fregadero, combinando zonas para cocinar y lavar los platos.
Sobre la estufa hay un armario compacto para especias y debajo de la encimera hay un armario de esquina con sistemas de almacenamiento extraíbles. Incluso había espacio dentro para un bote de basura.
La estrecha encimera a lo largo de la pared, que recuerda a una barra de bar, se convirtió en un compromiso: aquí no es muy cómodo cortar la comida, pero uno se acostumbra rápidamente a las dimensiones en miniatura.
El principal “héroe” de la cocina es el armario multifuncional que ocupa la pared opuesta. Tras sus puertas se esconden una lavadora, un horno y un lavavajillas.
A su lado se encontraba un frigorífico y en los estantes interiores se guardaban platos y productos a granel.
Los diseñadores no sacrificaron la tecnología por el bien de la mesa: en su lugar, utilizan un panel plegable o comen en la sala de estar.
El color blanco de las paredes y fachadas amplió visualmente el espacio, y el delantal de “ladrillo” agregó brutalidad al interior.
El contador de gas estaba oculto en un armario y los enchufes estaban colocados de forma que los cables no interfirieran con el movimiento. Los críticos destacan el ángulo agudo del fregadero y la falta de un área de comedor, pero en un espacio de cinco metros cuadrados, estos sacrificios son inevitables.
Esta cocina demuestra que incluso en un apartamento de la época de Jruschov se puede crear un espacio confortable si se piensa en cada detalle. Sí, tendrás que soportar mesas estrechas y la falta de una silla, pero todo lo que necesitas estará a mano.
Lo principal es no tener miedo a los experimentos y recordar que la compacidad no es una sentencia de muerte, sino una oportunidad para la creatividad.