Cada año, en febrero, miles de residentes de verano cometen los mismos errores y luego se preguntan por qué sus vecinos recogen baldes de fruta, mientras que ellos tienen un puñado de fruta arrugada.
¿Estás seguro de que tus acciones no arruinarán la futura cosecha?
Por ejemplo, ¿sabías que sembrar pimientos y berenjenas antes de tiempo puede tener el efecto contrario?

Estos cultivos no toleran las prisas: si los siembras en febrero sin iluminación adicional, los brotes se estirarán, se debilitarán y pueden morir después del trasplante.
¿Y qué pasa con tus semillas? Mucha gente los almacena en la cocina, donde los cambios de temperatura y humedad reducen la germinación a cero. El lugar ideal es el estante inferior del refrigerador o un sótano seco.
Otro error es ignorar las fechas de vencimiento. Las semillas de calabaza pierden su potencia después de 6-7 años, y las semillas de perejil después de 2-3 años.
Antes de sembrar, comprobar su germinación: envolver varios trozos en una gasa húmeda y dejar en un lugar cálido. Si en una semana eclosionan menos de la mitad, es hora de comprar otros nuevos.
Pero incluso las semillas de alta calidad no servirán de nada si se utiliza el suelo inadecuado. La tierra del jardín que no ha sido tratada contra plagas es un caldo de cultivo para enfermedades.
Congélalo en el balcón o cocínalo en el horno antes de usarlo. Y nunca cojas tierra de invernaderos: allí suelen vivir nematodos y hongos.
El error más insidioso de febrero es el cuidado excesivo. “Cuanto más fertilizante, mejor” es un mito.
Las plántulas sobrealimentadas se vuelven obesas: las hojas crecen, pero las raíces permanecen débiles. Aplique fertilizante sólo después de que aparezcan dos hojas verdaderas y con la mitad de su concentración.
Y no te olvides de la recolección: si no plantas las plántulas a tiempo, comenzarán a competir por la luz y la nutrición.
¿Ya has revisado tus herramientas de jardinería? Tijeras de podar oxidadas, regaderas con fugas y rastrillos rotos pueden arruinar todos tus planes.
Afila las cuchillas, reemplaza los mangos agrietados y compra etiquetas para etiquetar las variedades: ahorrarás tiempo en la primavera. Y no pospongas la reparación de tu invernadero: los vientos de febrero suelen rasgar la película y romper los marcos.
Por último, no te dejes llevar por la emoción y no siembres todo lo que veas. Haz un plan de las camas teniendo en cuenta la rotación de cultivos: los tomates no deben crecer en el mismo lugar dos años seguidos, y es mejor plantar pepinos después de las cebollas o el ajo.
Y recuerda: febrero no es tiempo de prisas, sino de acciones reflexivas.