¿Crees que los rábanos son sólo una verdura de primavera? Entonces perderás la oportunidad de cosechar una segunda cosecha de jugosas hortalizas de raíz en el otoño.
Y para ello no se necesitan invernaderos ni variedades especiales. Todo el secreto está en el momento adecuado y en un pequeño truco con el sombreado.
Los rábanos adoran el frescor y las horas de luz cortas, por eso se pueden sembrar dos veces: en marzo-abril y en agosto. Pero ¿cómo evitar el espigado y obtener frutos de gran tamaño?

Realizar la primera siembra tan pronto como el suelo se caliente a +5°C. Prepara el lecho en otoño: añade humus y ceniza.
Sembrar las semillas a una profundidad de 1,5 cm, con una distancia de 15 cm entre hileras. Después de la germinación, aclarar los brotes, dejando 5 cm entre plantas.
Para acelerar el crecimiento, cubra el lecho con agrofibra: esto retendrá la humedad y protegerá contra las heladas. En sólo 20-25 días cosecharás tu primera cosecha.
Comenzar la segunda siembra a mediados de agosto. Elija un lugar que esté a la sombra después de las 4:00 p. m., por ejemplo, debajo del dosel de un árbol o cerca de una cerca.
Los rábanos plantados a finales del verano no se espigan, ya que las horas de luz se acortan.
Antes de sembrar, riegue generosamente el suelo y cúbralo con hierba cortada; esto evitará que el suelo se sobrecaliente. Siembre las semillas un poco más profundamente (2 cm) para que no se sequen.
Pero hay un matiz: para la segunda cosecha, elija variedades marcadas como "resistentes al espigado", por ejemplo, "Heat" o "French Breakfast".
Si hace calor, es conveniente rociar los rábanos por la mañana y por la tarde; esto reducirá la temperatura del aire alrededor de las plantas.
Quienes utilizan este método recogen las verduras de raíz antes de las primeras heladas, y los rábanos de otoño suelen ser más grandes y jugosos que los de primavera.
¡Pruébalo y te olvidarás de comprar rábanos en la tienda!