Una violeta que florece una vez al año puede producir brotes cada 2 meses.
¿No me crees? Intente tomar una pastilla de aspirina, triturarla hasta convertirla en polvo y disolverla en un litro de agua.
La mezcla resultante debe aplicarse a las hojas de la planta mediante pulverización. El ácido salicílico despierta los brotes dormidos.

Esta misma receta funciona con orquídeas. Sin embargo, para las orquídeas la dosis se reduce a media pastilla para no quemar la delicada planta.
El segundo paso es la "mazmorra". Cubre la planta con una bolsa negra durante 12 horas al día. Después de una semana, el estrés hará que florezca para salvarse. El método funciona para la flor de Pascua y el Kalanchoe.
El tercer método es el dopaje del café. Una vez al mes, regar la tierra con café frío (1 cucharadita por vaso de agua).
La cafeína estimula la fotosíntesis y los posos aflojan el suelo.
Después de tanto cuidado, el ficus Benjamin produce hojas del tamaño de la palma de la mano.
Para los cactus, agregue cáscaras de huevo trituradas a los posos de café: el calcio fortalecerá las agujas.
Un secreto adicional que los jardineros avanzados han utilizado durante mucho tiempo es la cáscara de plátano. Secarlo, molerlo hasta convertirlo en polvo y espolvorearlo sobre la tierra.
El potasio en la composición prolonga la floración y realza el brillo de los pétalos.
Para las suculentas, use agua con 2 gotas de yodo agregadas: esto evita la pudrición de la raíz.