¿Qué pasa si sus tomates producen frutos maduros incluso en octubre, cuando otros arbustos ya se han secado hace tiempo?
Para algunos productores de hortalizas, esta suposición no es un mito, sino una feliz realidad.
Para ello basta con reconsiderar el enfoque a la hora de elegir variedades y cuidar las plantas.

La mayoría de los jardineros plantan tomates tempranos, que agotan sus recursos en agosto.
Pero si les añadimos un par de variedades de maduración tardía, ampliaremos la temporada de cosecha durante meses.
Por ejemplo, “De Barao” o “Maravilla del Mundo” son capaces de dar frutos hasta las primeras heladas, pero sólo con una alimentación adecuada.
El punto clave son los fertilizantes potásicos en la segunda mitad del verano. Fortalecen las raíces y estimulan la formación de nuevos ovarios.
Otro secreto es no dejar que los arbustos desperdicien energía en masa verde.
Retire los chupones y las hojas inferiores periódicamente para mantener la planta concentrada en la fruta.
Y cuando las noches sean frías, cubra las camas con spunbond: retendrá el calor y los tomates continuarán madurando.
No te apresures a recoger tomates verdes de los arbustos: muchas variedades maduran incluso a bajas temperaturas.
Y no te olvides de las raíces: riégalas con una solución de levadura débil una vez al mes. Esto fortalecerá la inmunidad de las plantas y las protegerá del tizón tardío, que a menudo destruye los cultivos al final de la temporada.