Un experimentado jardinero holandés, con más de tres décadas de experiencia, ha revelado el secreto de la exuberante floración de los geranios.
Su historia comenzó hace veinte años, cuando se enfrentó a un problema: las plantas se negaban obstinadamente a formar brotes, quedando sólo arbustos verdes.
Después de probar docenas de métodos, descubrió accidentalmente una solución inesperada usando un alfiler de sastre común y corriente.

Hoy en día, sus pelargonios deleitan con inflorescencias brillantes hasta nueve meses al año, provocando admiración entre vecinos y colegas.
A lo largo de años de práctica, el especialista ha identificado tres razones principales que impiden que una planta revele su potencial. El primer error que menciona es el exceso de fertilizantes nitrogenados. El segundo factor crítico es la falta de luz. El tercer problema común es el riego excesivo.
El método del maestro holandés se basa en la activación de los mecanismos de defensa de la planta.
El procedimiento requiere un simple alfiler de acero de tamaño mediano, previamente tratado con alcohol.
El jardinero perfora con cuidado el tallo en un ángulo de 45 grados, profundizando la punta entre 2 y 3 mm. Es importante seleccionar un brote fuerte y no exceder la profundidad especificada para evitar lesiones.
La herramienta se deja en la planta durante 7-10 días: este período es suficiente para iniciar el proceso de brotación.
Según las observaciones del especialista, la técnica funciona en el 90% de los casos, convirtiéndose en un salvavidas para los ejemplares “perezosos”.
Tras la aparición de los primeros brotes comienza la etapa del cuidado esmerado.
La temperatura se mantiene en el rango de 18-22°C, evitando cambios bruscos y corrientes de aire.
El riego se realiza solo después de que la capa superior del suelo se haya secado 2-3 cm, utilizando agua sedimentada a temperatura ambiente. El líquido se dirige estrictamente bajo la raíz, evitando las hojas y los tallos.
Los fertilizantes se aplican cada dos semanas, dando preferencia a las composiciones con un contenido mínimo de nitrógeno. Durante la fase de floración activa aumenta la proporción de fósforo y potasio, elementos responsables del tamaño y la riqueza de las inflorescencias.