¿Tus tomates están floreciendo, pero los ovarios se están cayendo y los frutos se están haciendo más pequeños?
El secreto de los pinceles gigantes se esconde en tres ingredientes.
La primera etapa es la pulverización durante la floración. Prepara un “elixir”: 1 litro de suero, 10 gotas de yodo y 1 cucharada de miel por cada 10 litros de agua.

El suero protegerá contra el tizón tardío, el yodo mejorará el metabolismo y la miel atraerá a las abejas para la polinización.
Tratar los arbustos por la noche, mojando generosamente los cepillos de flores.
La segunda etapa es la alimentación durante la formación de los ovarios. Disolver 100 g de levadura fresca y 2 cucharadas de azúcar en 3 litros de agua tibia.
Dejar fermentar la mezcla durante 24 horas, luego diluir 1 vaso de la infusión en 10 litros de agua. Riego en las raíces, 0,5 litros por arbusto.
La levadura estimula el crecimiento de las raíces y aumenta el número de ovarios.
La tercera etapa es el tratamiento foliar durante el llenado del fruto.
Moler 500 g de ortiga, verter en 5 litros de agua, añadir 2 cucharadas de ceniza de madera. Dejar reposar 3 días, colar y rociar los tomates.
La ortiga saturará las plantas con potasio, lo que hará que los frutos sean carnosos y dulces.
Pero tenga cuidado: demasiada levadura hará que los arbustos se vuelvan gordos: las hojas crecerán enormes, pero no habrá frutos. Para evitar esto, no utilice fertilizante de levadura más de dos veces por temporada.
Si los tomates se cultivan en un invernadero, ventílelo después de rociarlo: la humedad alta provoca hongos.
Y lo más importante: ¡nunca eliminen a todos los hijastros! Deje 1 o 2 brotes inferiores: se formarán cepillos adicionales sobre ellos.
Recoja las frutas ligeramente verdes: esto estimulará el nuevo crecimiento. Guarde la cosecha en cajas, cubriéndolas con hojas de helecho: las protegerán contra la podredumbre.