¿Estás seguro de que estás haciendo todo bien, pero la cosecha es decepcionante año tras año?
Quizás ni siquiera te des cuenta de que tres simples errores pueden arruinar todos tus esfuerzos.
El primero de ellos es regar con demasiada frecuencia. Puede parecer que las plantas necesitan mucha agua, pero el riego excesivo puede provocar pudrición de la raíz y enfermedades fúngicas.

Regar con agua fría cuando hace calor es especialmente peligroso: un cambio brusco de temperatura provoca estrés, lo que hace que los cultivos pierdan sus ovarios.
El segundo error es ignorar la rotación de cultivos. Si plantas pepinos o tomates en el mismo lugar durante años, el suelo se agota y las plagas se acumulan exponencialmente. Ni siquiera añadir fertilizante solucionará la situación.
El tercer error fatal es la poda inadecuada. Al eliminar los brotes sobrantes, muchos cortan también las ramas que dan fruto, privándose de una cosecha.
Por ejemplo, las bayas de grosella se forman en brotes de dos años, no en brotes jóvenes.
Y eso no es todo: plantar demasiado densamente crea condiciones ideales para las enfermedades. Las plantas luchan por la luz y la nutrición, y al final solo quedan frutos pequeños.
Pero hay buenas noticias: estos errores se pueden corregir en una temporada.
Comience cubriendo los canteros con mantillo: esto reducirá la frecuencia de riego y protegerá las raíces del sobrecalentamiento.
Luego cree un plan de rotación de cultivos, dividiendo el área en zonas para diferentes cultivos.
Y nunca podes las plantas al azar: estudia las características de cada especie.
En tan solo un mes notarás como tu jardín se transformará.