¿Sabías que las garrapatas odian el olor de algunas plantas más que los repelentes químicos?
En primavera, cuando estos chupasangres se despierten, su sitio puede (y debe) convertirse en una fortaleza inexpugnable.
Por ejemplo, la lavanda libera aceites esenciales que paralizan los receptores de las garrapatas, provocando que se arrastren en la dirección opuesta. Plántalo a lo largo de los caminos y cerca del cenador: el aroma no solo repelerá las plagas, sino que también calmará tus nervios.

Otro protector es el tanaceto. Sus flores de color amarillo brillante contienen tuyona, que es tóxica para las garrapatas. Coloque arbustos de tanaceto alrededor del perímetro de su jardín y las plagas no se atreverán a cruzar el borde.
Y si quieres acabar con el enemigo al vuelo, añade hierba gatera al paisaje. Su olor atrae a los gatos, que destruyen las garrapatas en la hierba.
Pero recuerda: es mejor plantarla lejos de los parterres, de lo contrario la cosecha se convertirá en víctima de los cazadores peludos.
Para potenciar el efecto, rocíe las plantas con infusión de ajo una vez al mes: esto creará una barrera invisible. Después de una temporada, olvidarás cómo es una garrapata.
Pero eso no es todo. El romero que cultives para tu barbacoa también repelerá las garrapatas. Su penetrante aroma enmascara el olor de personas y animales, confundiendo a las plagas.
Y si plantas ajenjo a la entrada de tu casa, bloquearás el paso no sólo a las garrapatas, sino también a los mosquitos.
Curiosamente las garrapatas evitan las zonas donde crece el tomillo. Sus aceites esenciales alteran su sistema nervioso.
Para mayor seguridad, coloca ramas de tomillo fresco en la zona de relax y podrás tomar el sol sin miedo.
Y no te olvides del césped: corta el césped periódicamente para privar a las garrapatas de refugio. Cuanto más corta sea la vegetación, menos posibilidades hay de que las plagas queden atrapadas en tu ropa.