En la crianza de los hijos es necesario utilizar no sólo el “palo”, sino también la “zanahoria”.
Lo principal es no exagerar con esa “zanahoria”: un exceso de recompensas puede repercutir negativamente en el desarrollo de la personalidad del niño.
Los niños sobrevalorados a menudo se vuelven caprichosos, egoístas e infantiles.

Para algunos padres, estímulo y recompensa material son sinónimos absolutos. Pero no te apresures a “comprar” la obediencia de tu hijo con dinero.
En lugar de eso, prueba otros métodos: te ayudarán a evitar errores como padre.
1. A veces, las mamás y los papás pueden limitarse a los elogios habituales: si un niño se porta bien, pueden elogiarlo con palabras, aprobar sus acciones, expresar apoyo.
2. No te olvides del cariño: a veces los besos, los abrazos y las caricias suaves son mucho más importantes y efectivas que las palabras comunes. Esta forma de estímulo se suele utilizar cuando se trata con niños pequeños.
3. El tiempo extra para entretenimiento o juegos conjuntos puede ser una recompensa motivadora.
Quizás usted mismo le ha prometido repetidamente a su pequeño que irá al patio de juegos después de ordenar su habitación.
4. En el caso de los niños mayores, los adultos pueden ampliar sus derechos y eliminar restricciones a determinadas acciones.
Si un niño se porta bien, ayuda a los adultos o trae buenas notas del colegio, puede irse a dormir media hora o una hora más tarde.
5. Por último, puedes motivar a los niños a realizar buenas acciones con juguetes, dulces y otras recompensas.
Lo principal es tener cuidado de que el niño no empiece a exigir una recompensa material por cada acción realizada.