El grito de un niño en un supermercado o en un parque infantil hace que los padres de un niño caprichoso se sonrojen y se enfaden.
Pero la rabieta de un niño no es un teatro para espectadores, sino el grito de ayuda de un bebé.
El cerebro de un niño menor de 5 años es físicamente incapaz de calmarse instantáneamente: la corteza cerebral, responsable del autocontrol, todavía se está formando en este momento.

En lugar de amenazar o ignorar, intente convertirse en un “espejo emocional” para su hijo.
La primera frase que debes decir es: "¿Estás enojado porque no compré dulces?" Ella nombra los sentimientos y su causa.
Esto detiene el caos porque el niño se siente comprendido.
Debería ir seguido de esta frase: “Pensemos en lo que podemos hacer”. Transforma la energía destructiva en energía creativa, obligando a buscar soluciones.
Ofrezca una opción: “¿Compramos una manzana ahora o nos llevamos un caramelo a casa después de cenar?”
La tercera frase: “Estoy aquí, vamos a salir adelante” – da una sensación de seguridad. Abraza a tu bebé si no se resiste o simplemente siéntate a su lado.
Después de la rabieta, analice la situación: “Estás enojado, pero no puedes gritarle a la gente. "Pongámonos de acuerdo sobre qué hacer la próxima vez".
Es importante no fomentar los caprichos con los regalos, de lo contrario las lágrimas se convertirán en una herramienta de manipulación.
Los padres que enseñan a sus hijos a reconocer las emociones sientan las bases para relaciones saludables en el futuro.