Una frase que hará que un niño obedezca desde la primera vez

26.02.2025 11:54

Gritas, amenazas, privas al niño de dibujos animados... pero es como si el niño no oyera. ¿Te suena familiar?

Los padres pasan años buscando un método mágico que convierta la desobediencia en cooperación.

Pero el secreto no está en la severidad ni en el soborno, sino en una frase. No se enseña en los cursos para padres ni está escrito en los libros.

niños
Foto: © Belnovosti

Pero quienes lo usan se olvidan de interminables disputas y caprichos. Esta frase suena como: "Hagamos esto juntos".

¿Por qué funciona? Los niños (especialmente aquellos entre 3 y 12 años) no se rebelan contra las reglas, sino contra un sentimiento de impotencia.

Cuando usted ordena: “¡Guarda tus juguetes inmediatamente!”, el niño lo ve a usted como el guardián y a él mismo como la víctima. Pero tan pronto como la orden es sustituida por una oferta de asociación, su cerebro pasa de la resistencia a la interacción.

“Recojamos los bloques juntos y luego juguemos al escondite” no es un ultimátum, sino una invitación a unirse al equipo.

Ejemplo: en lugar de “¡Dejad de hacer tonterías en la mesa!” Digamos: "Vamos a descubrir juntos cómo comer sopa sin que se derrame. "¿Tal vez deberíamos usar una cuchara más pequeña?" El niño siente que su opinión es importante y está más dispuesto a establecer contacto.

Mejor aún, agregue un elemento de juego: “Imaginemos que somos robots que colocan cuidadosamente las cucharas en sus bocas. ¿Qué sonido haremos?

Pero hay un matiz. La frase “hagámoslo juntos” no debe convertirse en manipulación. Si dices esto, prepárate para involucrarte de verdad. No basta con estar en la puerta y decirle a la gente dónde dejar los coches.

Siéntate en el suelo, toma algunos juguetes y di: “Yo guardo los rojos y tú guardas los azules”. "¿Quién es más rápido?" Después de 2-3 minutos, el niño se interesará y continuará por su cuenta.

Esta frase no es una panacea. No funcionará si lo usas una vez al mes o lo dices con los dientes apretados.

Pero con el uso regular, notarás que el niño comienza a obedecer no por miedo, sino porque siente: no eres un enemigo, sino un aliado. Y esto vale mucho.

Antón Kurchev Autor: Antón Kurchev Editor jefe adjunto


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