No todo el mundo sabe que unas modestas botellas en el estante de la cocina pueden hacer maravillas.
Además del aceite de oliva, existen aceites menos populares pero no menos valiosos que los nutricionistas llaman auténticos “superalimentos” para el corazón y la piel.
Aceite de aguacate
Se obtiene mediante prensado en frío de frutos maduros, conservando la máxima cantidad de vitaminas y antioxidantes.

El alto contenido de ácido oleico no sólo reduce el nivel de colesterol “malo”, sino que también hidrata la piel, volviéndola elástica. Sólo una cucharada al día y tu cuerpo te dirá “gracias”.
Aceite de semilla de calabaza
Campeón en contenido de zinc. Este elemento no solo favorece la salud masculina, sino que también acelera la cicatrización de heridas, fortaleciendo las funciones protectoras de la piel.
Los nutricionistas aconsejan añadirlo a ensaladas o papillas, pero no conviene calentarlo: a altas temperaturas pierde su aroma y beneficios.
Aceite de linaza
A menudo se compara con el aceite de pescado debido a su alta concentración de Omega-3. Es ideal para quienes evitan los mariscos, pero sueñan con vasos sanguíneos saludables y un rostro radiante.
La regla principal es guardarlo en un recipiente oscuro y usarlo solo para platos fríos, de lo contrario todos los beneficios desaparecerán.
Aceite de sésamo
Rico en calcio y hierro, fortalece los huesos, normaliza la presión arterial y combate la piel seca.
Los chefs asiáticos lo aprecian por su sabor a nuez en fideos o adobos, pero es una mejor opción para saltear.
Aceite de nuez
Otro favorito de los expertos. Su composición única mejora la memoria, reduce el riesgo de aterosclerosis y da a la piel un brillo natural. Sólo un par de gotas en tu avena matutina y tendrás energía para todo el día. Lo principal es comprarlo sin refinar y comprobar la fecha de caducidad.
Estos aceites no son una panacea, pero su uso regular definitivamente cambia las reglas del juego. Simplemente añádelos a tu dieta: tu corazón funcionará como un reloj y tu piel brillará desde dentro.